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Abrazados

Se miraron fijamente comprendiendo que todo el futuro que tenían por delante era aquel instante, que enamorarse era saltar al vacío, sin red, sin cuerdas. Que sus labios nunca pronunciarían un te quiero, porque todo se lo dijeron con la mirada. Se miraron fijamente comprendiendo que entre ellos no existían las mentiras, las medias verdades, que lo suyo era sincero, de corazón, aunque no seria eterno. Se besaron lentamente, disfrutando cada segundo, queriendo fundirse en uno mientras cerraban los ojos queriendo hacer aquel instante eterno, mientras sus vidas se les escapaban con cada aliento, se fueron marchitando abrazados, cerrando los ojos, desvaneciéndose en una mirada, en un instante, en un beso, en un abrazo….

El viejo puerto

A veces me escapo al viejo puerto a recordarte, a acostumbrarme a tu ausencia, a la ausencia de tus abrazos y risas. Dejo atrás la bestia devoradora de sueños y me enredo por sus callejas, la neblina se hace sentir en la noche, los adoquines brillan, relucen bajo la luz naranja de algunas farolas. Me voy perdiendo por sus calles, en su día bulliciosas y plenas, con casas coloridas y floreadas, hoy ya no queda nada de lo que fue, el viejo puerto se marchitó, se fue apagando a medida que la bestia devoradora de sueños crecía y se hacía el puerto nuevo. Algunas casas todavía quieren recordar sus días de gloria, se apoyan en otras como no queriendose caer, la madera de sus puertas y contraventanas, resecas y abiertas por el sol, conservan restos de pintura, perdura algún pequeño negocio, algún pequeño bar, donde los rudos marineros cuentan sus hazañas a sirenas que en su día fueron bellas. Me voy perdiendo entre las calles cerrandome el abrigo, esta noche hace algo más de frío, mis pasos

Nabuck

Cuentan los mas ancianos que, hace muchos, muchos años,hubo una gran guerra que duro cuatro siglos, a los cinco años de empezar esta, los soldados ya no se acordaban de por qué luchaban, pero lo seguían haciendo. Al término de esta gran guerra, solo quedaron unos pocos centenares de personas que poblaban la tierra, pero la peste y las enfermedades, hicieron gran mella en ellos, quedando solamente medio centenar. Luego vino el hambre que acabó con la vida de cuarenta y ocho de ellos, quedando tan solo un varón y una hembra, estos dos subsistieron como malamente pudieron, antes de que se extinguiera el ultimo árbol dorado de fruta de terciopelo, decidieron sembrar sus entrañas en la tierra, habiéndolo hecho, esperaron a comerse la ultima fruta de terciopelo del ultimo árbol dorado y esperaron también la muerte, en lenta agonía, abrazados el uno al otro. Las entrañas de ambos, sembradas en la tierra dieron su fruto, pasados muchos años, cuando todo volvía a ser verde y la

Mensaje en una botella

Este mensaje iba a  enviarlo en una botella para alguien muy especial pero... ocurrió lo inesperado, va por ti Cristina. "A quien recoja este mensaje: Me encuentro en una isla desierta, mi barco embarrancó en unos escollos, aunque a veces, anduvo a la deriva, sin rumbo fijo, otras lo quemé, quemé todas mis naves, y otras temporadas de calma chicha, esperando que soplasen vientos mejores, que por lo menos me llevasen a aguas tranquilas y mansas, aunque ya sabemos que en ellas no se forjaron grandes marineros, pero necesitaba volver a sentir el calor del sol, el viento del sur hinchando mis velas y la tranquilidad del mar fundiéndose con el horizonte, echo de menos aquellos mares en los que navegué en su día. Aquellos atardeceres rojos mientras la brisa cálida secaba mi cuerpo sobre la cubierta. Si algún día naufraga tu barco, si vas a la deriva, si embarrancas en una playa, tan solo espero que encuentres una isla y seas feliz, muy feliz y si quieres, te invito a mi

Navego...

Navego por un mar, a veces de incomprensión, otras de lágrimas, otras de sudor,... la vela de mi bote se tensa cuando los vientos son propicios, las sogas parece que vayan a partir, mientras yo sentado en la popa admiro la calma, la serenidad, el atardecer... y me balanceo al ritmo de las olas que como arenas movedizas tiemblan al paso del humano, la proa corta el agua, recta y firme, con seguridad. navego sin brújula,  a la deriva, me gusta así, guiado por los latidos de un corazón lejano y las estrellas que a las noches cuentan leyendas, junto con la brisa cálida, mientras escribo en un pequeño cuaderno sus mensajes. Espero encontrar una isla desierta, virgen, donde echar el ancla y contemplar cada día el amanecer, el atardecer y poder respirar mientras cierro los ojos y sentir el olor del mar hinchando mis pulmones, una isla que me acoja, me dé cobijo, sin grandes pretensiones pero sintiendo su calor, poder abrazarla cada día y que me proteja, eso es lo importante. Ya estuve en o

Para ti...

Él permaneció inmóvil, desnudo, como una estatua de sal sobre la cama deshecha, con la mirada fija en el techo queriendo retener aquella noche en el archivador de sus recuerdos, una noche en la que por fin se había sentido vivo, libre, salvaje... sabía que su memoria le traicionaría una vez más y que las caricias, besos y movimientos de amantes, se irían difuminando como un barco alejándose en la niebla... del cual se pierde hasta la sirena... Ella estaba tumbada a su lado abrazándole, desnuda, preciosa y radiante, despeinada, besando y acariciando su piel, como tantas veces lo había hecho con otras pieles, otras noches, con eternos desconocidos,... Él quería permanecer en su memoria, por siempre, eternamente, que aquella cama deshecha quedase como una marca a fuego sobre piel de animal, quería hacerla sentir especial, única. La quería recordar tal como estaba, la suavidad de sus caricias y la humedad de sus besos. Permanecieron así, largo rato entre besos y caricias,

Días grises...

Me pongo el traje gris antes de atravesar la puerta, atrás quedaron las flores, los días de vino y rosas y las puestas de sol junto al mar…. Respiro hondo antes de salir, hincho mis pulmones por última vez y salgo a la calle con su aspecto gris… la humedad le da una sensación de recien barnizada, poniendo brillo en baldosines y asfalto, camino absorto en mis pasos, mirando al suelo, pensando,… en los jar dines hay algún conato de primavera mustia, brotes frescos queriendo reventar en todo su esplandor. El tráfico es aterrador, los coches devoran el asfalto de la avenida, las sirenas chillan, gritan, con rabia, con sentimiento, como un animal salvaje queriendo escapar de su jaula. Dirijo mis pasos hacia la playa, me cruzo con gente y sus trajes grises, las mismas caras que recuerdo siempre, con prisa, sin detenerse, veo tímidos intento de flores, de colores queriendo inundar la ciudad como fuegos artificiales reventando en la noche, iluminando, pero tengo prisa por pisar la fría